lunes, 14 de enero de 2013

El Jigcasting En Agua Salada

“La pesca con los Jiggs tiende a separar los peces pequeños de los grandes y los buenos pescadores de los otros”
Antes de empezar, perdonarme por querer evidenciar algo que a lo mejor muchos ya saben. Damos un pasito para atrás, hacía el principio de la historia: ¿qué es el jigcasting?

Esencialmente es una técnica del Spinning donde se utilizan señuelos artificiales montados con anzuelos sencillos con o sin cabezas de plomo, o jig-heads, como lo llaman los americanos. Las cabezas se adornan con señuelos de vinilo, pelos de ciervo o gamo u otros materiales parecidos a los que se utilizan para montar las moscas y asumen la denominación de jigs.

Para simplificar podríamos repartir los señuelos utilizados en el jigcasting en tres categorías:

•   Jiggs de vinilo: cualquier modelo de jig-head montado con un cebo de vinilo como los grubs, worms o shads. La gran mayoría de estos cebos provienen de la pesca la Black Bass aunque en el mercado ya se han desarrollando muchos modelos específicos para el mar.






•   Jiggs de pelo: en este caso en lugar del vinilo se utilizan materiales comunes al montaje de moscas, como los pelos de ciervo o gamo, marabú, plumas etc.



•   Jiggs alternativos: cualquier grub, shad o minnow montado con un anzuelo sencillo aunque prescinda de la cabeza de plomo. Generalizando, podríamos incluir en esta categoría también artificiales como los Minnow Spoon y los jigos de metal, parecidos a las cucharas ondulantes.  

Si excluimos los artificiales tradicionales montados con anzuelo sencillo, observamos que las tres categorías mantienen unas características comunes: la ausencia de cualquier tipo de pala o babero que favorezca el movimiento y la presencia del anzuelo sencillo.  

¡Muy Bien! Paramos ahora un segundo a pensar a lo que siempre hemos hecho pescando a spinning en el mar con los señuelos tradicionales.

Nada más utilizarlos ya sabemos cuánto profundizan y a qué velocidad producen los mejores resultados; normalmente los fabricantes ponen este tipo de información en las cajas en base a los resultados que han conseguido en las pruebas del proyecto y según el diseño hidrodinámico. Posiblemente no tenemos muchas “interpretaciones personales” de la acción de pesca y las variantes de recuperación (velocidad, pausas y profundidad) son bastante limitadas.

Se conoce que las primeras veces que hemos pescado en el mar nos hemos limitados a una recuperación bastante estática: las pausas son complicadas a causa de la flotabilidad del modelo o de su tendencia a hundirse y aunque las cosas mejoren un poco con los "suspending minnows", tampoco su neutralidad me satisface plenamente en el uso en agua salada.

Factiblemente la velocidad de natación o bien es muy rápida o demasiado lenta y el señuelo deja de trabajar en la manera que debería. La profundidad es demasiado estandarizada y para investigar diferentes estratos del agua tenemos que utilizar señuelos con palas diferentes o propiedades y pesos distintos, pero, como muchos de vosotros podéis confirmar, son justamente los cambios durante la recuperación los que provocan el ataque de un depredador.

Como ejemplo, cogemos ahora dos artificiales típicos del jigcasting: una cabeza de plomo tipo “banana head” con pelos de ciervo o gamo y un Slug-Go, muy conocido entre los pescadores de Black Bass, montado con un anzuelo curvo.


En el primer caso, con la “banana head”, tenemos la jig-head más utilizada en el mar. Está claro que existen muchísimos y diferentes modelos de cabezas plomadas pero en la pesca en agua salada las más comunes son las darter-heads, las shad-heads, las stand-up-heads, las round heads y por supuesto las bananas. Personalmente añadiría también las football-heads, sobre todo si estamos utilizando cuerpos en silicona: atándolas con un nudo que deje mover la cabeza libremente, aprovecharemos a tope su meneo.



Volviendo a nuestra Banana Head con pelos de ciervo, podemos observar que el anillo, colocado con un ángulo de 60º, indica que el artificial nada mejor justo debajo de la superficie o a medias aguas, pero, donde no hay mucha profundidad puede también llegar a trabajar a fondo.

Tenemos entonces un señuelo que puede: 1)   Pescar a fondo (normalmente lanzando desde tierra y sobre un fondo de arena), apenas arrastrándose y alternado la recuperación con pausas breves donde el pelo de ciervo sigue moviéndose gracias a la corriente marina.

2)   Pescar a medias aguas, nadando regular y recto.

3)   Pescar alternando breves pausas en la que se hundirá un poco, con tirones repentinos diseñando una trayectoria llamada “diente de sierra” muy eficaz con todos los depredadores.

4)   Pescar otra vez a medias aguas pero con tirones y pausas en línea recta imitando un pequeño cefalópodo en fuga.

5)   Pescar en superficie: con un señuelo de peso inferior a los 18 gramos, en cuanto toque el agua empezamos una recuperación muy rápida manteniendo alta la caña. El artificial se mantendrá casi a ras de agua y con unos pequeños tirones podremos hacerle saltar fuera como si se tratara de un pececito en fuga.
Si ahora cogemos nuestro Slug-Go montado con su bonito anzuelo curvado o con un normal anzuelo sencillo, notaremos que podemos trabajarlo de formas muy parecidas a las que se describían antes, exceptuando la pesca cerca del fondo. Además, podemos dejar que sea la propia corriente a desplazar el artificial, moviéndolo apenas con ligeros tirones y simulando las dificultades de un pececito en apuros. Como podemos ver, con solamente dos artificiales, sencillos y baratos, logramos conseguir una serie de recuperaciones y movimientos que solo se conseguirían utilizando varios de los señuelos tradicionales. La ventaja que más salta a la vista es la de no tener que estar cambiando artilugio cada dos por tres, pudiendo mantenerse preparado y siempre en pesca a lo largo del día pero, sobre todo, la gran prerrogativa es la de poder imitar cualquier forma y movimiento de los peces presa. 

Nudos y Sensibilidad

¡Los Nudos! Eterno problema para muchos pescadores a spinning en el mar.

El uso de los señuelos tradicionales nos ha acostumbrado a utilizar el nudo de conexión con el emerillón que, si puede funcionar en agua dulce, en el mar muchas veces es sinónimo de desastre y nos puede hacer perder un ejemplar de talla.

La forma del ojal de muchos señuelos a veces nos obliga o sugiere el uso de un emerillón o aún peor de un quitavueltas, y en el combate con un buen bicho, por cuanto nuestro equipo esté en condiciones y todo sea de buena calidad, el elemento que nos puede dejar sin captura es sin duda el emerillón.

También el nudo con ojal amplio así como el mismo emerillón quita sensibilidad al pescador que no consigue “entender” al 100% lo que pasa alrededor del artificial. No hablemos luego de la clavada, la presencia de los 2 o 3 anzuelos triples nos ha atrofiado la sensibilidad de la muñeca hasta el punto de no poder reconocer los toques más ligeros y así nunca conseguimos adelantar el cachete: las poteras nos han acostumbrado a hacer todo ellas. Sin embargo el jig casi siempre está atado firmemente con el terminal (nudos sin ojal) y mantiene el contacto directo con la muñeca.

A veces, en ausencia de viento, hasta es posible enterarse de cuando el señuelo pasa cerca del fondo acariciando las algas, como en el caso del Slug-Go, que entendemos perfectamente cuando pasa por una zona de corriente.

También en este caso las ventajas son muchas, podemos identificar el pez que muerde “corto” y soltar el cachete al momento adecuado, adelantándolo si necesario. En fin, solo el jigcasting, proporciona tal sensibilidad a manos y muñecas.

Anzuelo sencillo

¿Cuántas veces hemos oído decir que los triples dan mayores garantías de aguante?

¡Falso! Intentamos imaginarnos en el medio de un averío con pelágicos de buena talla o cerca de la costa con un Palometón enganchado a un popper por la potera posterior.

No son pocos los casos en los que he perdido peces de buen tamaño por culpa de la potera que se ha abierto o que, desgarrando la boca del pez, ha encontrado un hueco por donde desengancharse.

Si además utilizáis los mismos señuelos en mares tropicales podéis imaginar los resultados. El anzuelo sencillo de los jigs es estructuralmente más grueso y resistente de los triples tradicionales y, aunque aquí no es fácil encontrarlos (¿imposibles quizás?), en los EEUU ya existen modelos de jigs, que, pesando lo mismo y siendo muy parecidos, llevan anzuelos de tamaño y grosor diferente, adaptándose a las condiciones especificas de pesca. Muchos también, no llevan muerte, para facilitar la suelta del pescado.

Podría seguir hablando de las grandes ventajas de los jigs como la versatilidad de los dressings, el coste contenido, la posibilidad de montar cada uno los suyos, según su propio gusto y necesidad, pero tampoco quiero pasar por fanático y exaltar el uso de una técnica. Sin embargo, me gustaría invitar el aficionado a la pesca a spinning en agua salada, a probar en persona la eficacia de estos artificiales, sin dejarse engañar por tantos productos que salen a diario y que sirven más para pescar pescadores que peces.


Una última consideración

Añadir algo sobre este tema: hay una evolución en la pesca que a veces nos lleva al rechazo de los cebos naturales a favor de los artificiales, esto es sin duda un avance del pescador mismo y de su manera de entender la propia pesca.

Es un desafío y un juego más atrevido con respeto al que practican los que pasan horas esperando el toque de la campanilla o ver el flotador desaparecer señalando la picada. Pescar con artificiales conlleva una mentalidad diferente, donde la calidad se sobrepone a la cantidad y el cómo es más interesante  que el cuanto, y en mi opinión, no hay dudas, un pez sacado con un señuelo tiene más valor del que ha mordido un cebo natural.

El jigcasting, además, quizás represente un desafío aún superior para el pescador de spinning. Es una técnica que puede ser aprovechada a tope, sobre todo, por aquellos pescadores que tengan un sentido profundo del entorno y de los animales. Para que el señuelos llegue a engañar a un depredador, tendremos que ser capaces de darle vida, movimiento y forma de los cebos que normalmente representen su comida, y sin los conocimientos necesarios, pescaremos mucha “agua”. Y finalmente, una vez que se llega a la enfermedad de la construcción de los jigs para reproducir exactamente los colores y el aspecto que necesitamos para nuestras cazas en nuestras zonas y con nuestros depredadores, se adquiere este “estado del arte” que hasta hace poco tiempo era prerrogativa exclusiva de los pescadores de mosca.